Испанский шутя. 100 анекдотов для начального чтения

Matn
3
Izohlar
Sotuvda yo'q
O`qilgan deb belgilash
Sotuvlar boshlangaligi haqida xabar berish:
Sitatalar 11

Dos en un coche: – No corras tanto. ¡En cada curva cierro los ojos! – ¡Ah! ¿Tú también?

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Están dos amigas hablando y la más fea (que era realmente fea) le dice a la otra: – ¡Pues a mí me encanta la Naturaleza! – ¿A pesar de lo que te ha hecho?

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El reo, momentos antes de aplicarle la pena de muerte, oye la fatídica frase. – ¿Cuál es su último deseo? – No estar presente en la ejecución. – No diga tonterías. Esto no es posible. Pida otro deseo. – Está bien. Pues quiero aprender japonés.

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Un catalán se encuentra con un amigo: – Pero tio, ¿dónde está tu anillo de matrimonio? – Es que esta semana lo lleva mi esposa.

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Catalanes en Tierra Santa (каталонцы на Святой Земле): – ¿Cuánto cuesta la travesía por el lago (сколько стоит пересечь: «переправа через» озеро; atravesar – пересечь)? – 10 (diez) euros (десять евро). – ¡Eso es un abuso (это произвол; abuso, m – злоупотребление; произвол; abusar

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La maestra le pregunta a Jaimito: – Si en un bolsillo tenes 20 pesos y en el otro bolsillo 30 pesos, ¿qué tienes? – El pantalón de otro.

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Jaime y le dice: – ¡Hola Jaime! Hace mucho que no te veía. ¿Qué has hecho? – Pues nada, abandoné mi carrera de programador para dedicarme a escribir. Ahora soy escritor. – ¡Qué bien! Admiro la gente que abandona su carrera para dedicarse a lo que siempre soñó. ¿Has vendido algo? – ¡Sí! Mi casa, mi coche, mis acciones en la bolsa, ¡Casi todo! El moroso (Неплательщик)

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Un conductor de autobús y un sacerdote mueren al mismo tiempo. El conductor fue al cielo y el sacerdote al infierno. – ¿Por qué? – preguntó el clérigo a Dios. – Porque todo el mundo se dormía cuando tú predicabas, mientras que cuando él conducía todos rezaban – contestó Dios.

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Catalanes en Tierra Santa: – ¿Cuánto cuesta la travesía por el lago? – 10 euros. – ¡Eso es un abuso! – Piense que Jesús anduvo por estas aguas. – ¡No me extraña! ¡Con estos precios!

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Un niño le pregunta a su padre: – Papá, papá, ¿puedo comer este pastel? – No, hijo, que vas a reventar. – Pues dámelo y apártate.

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